Ya nos encontrábamos en el 3er día y habíamos sobrepasado el ecuador de nuestro crucero. Día para disfrutar del mar y del barco, navegaríamos toda la jornada. Tengo que decir que a pesar de estar todo el pasaje en el barco, no tuvimos sensación de agobio en ningún momento, no sé si en temporada alta será diferente al estar el barco más completo.
Como cada día, nuestra mañana comenzó desayunando en el Garden Café. Nuestro primer objetivo era aprovechar una de las actividades propuestas en el programa diario que consistía en visitar algunas de las categorías de camarotes del Norwegian Epic, concretamente eran T1 Studio, I1 interior, M3 minisuite, M9 Spa suite y S4 Courtyard Villa. El horario de la visita era de 10am a 4pm y aunque este barco dispone de más categorías, en la visita estaban representadas las principales. A mí me pareció buena idea el poder verlos, así que nos dirigimos a los diferentes números de camarotes que se reflejaban en el programa diario.
Javier se fue al Enturage para pasar la mañana con sus amigos y David nos acompañó en nuestra visita…
Comenzamos con el camarote T1 Studio. Como ya he contado en mis anteriores artículos, este camarote está destinado a las personas que viajan solas. Al entrar en los pasillos en los que se encuentran, cubierta 11 y 12, lo primero que me llamó la atención fueron sus luces rojas y azuladas, muy sugerentes. Una vez en su interior pude comprobar que estos camarotes están muy bien aprovechados, son amplios a pesar de que en un lateral de la gran cama tienen el espacio justo para moverse. Todo el mobiliario dispone de puertas correderas, que ocultan de forma discreta la pantalla de tv, la encimera donde está colocada la cafetera, etc… Disponen de ducha y lavabo separados, por lo que tienen más intimidad que nuestro camarote con balcón. En el lateral de la cama hay un ojo de buey con Gradolux que da al pasillo. Además por el pasillo se accede directamente al Studio Lounge, que es el punto de encuentro de los “singles” para conocerse y relacionarse.
A continuación nos dirigimos al camarote I1 interior. Es un camarote cuádruple y a pesar de que parezca una contradicción, nos pareció más amplio que el nuestro, quizás al ser el espacio más lineal, sin tantas curvas y quizás porque la cama está situada al fondo y el lavabo más resguardado y apartado de la misma. El water y la ducha tenían la misma disposición que los nuestros, a ambos lados de la entrada. Evidentemente era una sensación óptica, porque tienen menos metros. Las dos literas salen del techo. Mientras que hacíamos la visita a los diferentes camarotes conocimos a una simpática pareja que nos seguía en el recorrido. En un momento determinado nos preguntaron si sabíamos dónde estaban el resto de camarotes que nos quedaban por ver, ya que ellos no disponían del programa diario y si podíamos continuar el recorrido juntos. Por supuesto le contestamos que estaríamos encantados. Estuvimos charlando animosamente con ellos todo el tiempo que duró la visita.
Las mini suites son iguales que los camarotes con balcón pero con algunos metros más que verdaderamente se notan. Javier también me comentó que, mientras estuvo en el camarote de uno de los jóvenes que conoció, la diferencia con el nuestro era mayor y mucho más cómodo a la hora de moverse por el mismo.
Nuestro siguiente camarote para visitar era el M9 Spa Suite, esto ya eran palabras mayores, la cosa iba “in crescendo”, iba mejorando de grado. Dispone de varios espacios y su distribución no deja de ser algo extraña ya que te encuentras una cama redonda acompañada de una bañera de hidromasaje dentro del mismo habitáculo junto a la cama. Frente a ella está el tv y el mueble bar. En otro de sus espacios dispone de una ducha y el aseo. Sus terrazas son muy amplias en la que puedes descansar en una tumbona mientras tomas el sol y disfrutas de las vistas del mar, una auténtica maravilla. En este camarote dispones de acceso privado 24 horas al spa. Y para el final dejamos la parte más glamurosa del barco las S4 Courtyard Villa. Estas son las estancias de lujo, aquí te encuentras en un mundo aparte, con su propio restaurante, sus lugares de encuentro, discotecas, piscinas, jacuzzis, todo únicamente destinado a los pasajeros de esa zona que tienen sus tarjetas de acceso exclusivo. Es un barco dentro de otro barco. Como es de esperar son muy amplios. Son como apartamentos decorados con mucho gusto y detalle. Disponen de sala de estar con sofá, mesita, minibar, dos amplios dormitorios, el principal con una cama elegantemente decorada, rodeada de espejos que le dan mayor sensación de amplitud, su wc con bañera de hidromasaje, dos lavabos con un gran espejo frontal y una fantástica ducha. Tengo que decir que desde aquí tienes unas maravillosas y espectaculares vistas al mar. El otro dormitorio tiene un sofá cama con su ropero, un tv y baño completo, con la ducha y el lavabo independientes. Por supuesto disponen de una gran terraza. La diferencia con el resto de los camarotes es excepcional y las zonas de ocio antes mencionadas, una auténtica maravilla. Además de todo lo indicado, puedes disfrutar en esta exclusiva área del Epic Club, su elegante y sofisticado comedor. Y como no, tiene un servicio de mayordomo para lo que necesites. Yo me quedé gratamente sorprendida.
La pareja con la que compartimos este agradable momento nos contó cosas muy interesantes. Ellos habían hecho muchos cruceros y al vernos con David, nos preguntaron por qué estaba con nosotros en vez de con el resto de los niños. Después de explicárselo, nos dijeron que ellos habían viajado en distintas navieras y que había compañías donde no hacían distinción de edad y todos los niños jugaban juntos. Que ellos viajaban casi siempre con sus hijos y lo veían mejor. Estuvimos comentando que cada compañía tenía algo mejor que otras, una la comida, otra la diversión, otra el entretenimiento de los niños y que ya era elección de cada uno escoger la que más se adaptaran a las necesidades que tuviera en ese momento. Después de esta agradable charla nos despedimos de ellos, esperando coincidir en otra ocasión.
Tengo que decir que con las diferentes parejas que fuimos conociendo siempre terminábamos comentando el tema de los precios del crucero. Era inevitable, unos estaban encantados porque habían conseguido la oferta de última hora lanzada por NCL y otros como nosotros disgustados por haber pagado mucho más por el mismo producto.
A continuación fuimos a una subasta de arte y echamos un vistazo a las clases de chachachá que se daban en el Bliss. Allí nos quedamos sorprendidos al enterarnos, de forma casual, que en el Entourage había niños de 12 años, ya que nos habían indicado durante todo el crucero que esa zona era exclusivamente para niños de 13 a 17 años, motivo por el que David estaba excluido. Yo me quedé de piedra pero a mi marido se le cambió la cara y ambos nos miramos. Durante el almuerzo en el Taste, esta vez si lo encontramos abierto, mi marido me estuvo comentando que ahora sí que no entendía nada, que donde estaban esas normas tan estrictas que no les permitían quedarse con David, pero sí con los niños de 12 años. Decidió que cuando termináramos de comer subiría a hablar con ellos.
La comida no me pareció nada especial. Desde mi punto de vista, el tipo de comida que ofrecían en el Taste nada tenía que ver con la que ofrecen en los restaurantes principales del Norwegian Gem.
Después de comer, mientras mi marido subió al Entourage, me llevé a David a la piscina. Hacía mucho aire pero aun así estaba llena, algo por otro lado lógico ya que era el día de navegación, pero a pesar de todo encontramos un sitio. Mi marido volvió y me dijo, después de hablar con ellos, que habían cometido un error que subsanaron inmediatamente.
Mientras ellos se quedaron relajados en la piscina, pensé que era el momento ideal para ver tiendas (Tradewinds), aprovechando que estaban abiertas por estar en alta mar. Es algo que me encanta, viendo la diversidad de productos que ofrecen, ropa, regalos, cosmética, calzado, bolsos, complementos, joyería… todo sin IVA y en dólares. Disfruté mucho de ese rato de compras en soledad y aunque había quedado en recoger a mi marido y a David en la piscina, el tiempo voló (como es normal cada vez que voy de compras), por lo que me dirigí directamente al camarote encontrándolos allí. Una vez en el camarote nos dimos cuenta de que habían dejado un mensaje en el teléfono, era el personal de Entourage diciendo que querían hablar con nosotros.
Esa tarde nos apetecía pasear por diferentes zonas del barco para ver si se nos había quedado alguna sin explorar. Estuvimos sentados escuchando las canciones que interpretaban el dúo Twice as Nice en el Atrium. Queríamos disfrutar de todo a la vez ya que aquello se acababa y mañana teníamos la función de los Blue Man Group que nos ocuparía gran parte de la tarde. Seguidamente fuimos a hablar con el personal del Entourage quienes se disculparon y nos transmitieron que estaban afectados por no haber podido quedase con David y por el malestar que eso nos había creado. Nos indicaron que había muchas cosas que él podía hacer para entretenerse, como era jugar con la Wii, actividades en la piscina, etc… Les dijimos que estábamos muy agradecidos por su interés. Quiero resaltar la profesionalidad que en todo momento demostró el personal del Entourage, quienes nos mostraron su disgusto sincero ante la imposibilidad de poder quedarse con David..
Llegó la hora de cenar y nos fuimos al Manhattan Room. Quiero comentar que mis hijos esa noche se habían vestido con pantalones de salir piratas y en la recepción del restaurante no les permitieron entrar, por lo que tuvieron que subir a cambiarse.
Nos gustó bastante la comida, quizás porque hicimos mejor elección que en el Taste. Como es habitual en este restaurante la velada estuvo amenizada por el grupo Legends Unplugged.
Después teníamos previsto asistir a la fiesta blanca, fiesta en la que todo pasajero que quiera puede vestirse de ese color, en el Spice H2O. Allí David estuvo más entretenido porque se encontró con una niña como él y estuvo bailando con ella. Estaba muy ambientado, amenizado por el personal de entretenimiento disfrazado de ángeles. Javier y sus amigos llegaron del Entourage y estuvimos un rato con ellos. Como hacía frío, decidimos bajar al Headliners, club de la comedia donde se realizan diversas actuaciones, en este caso había un espectáculo de marionetas interpretado por The Fifth Wheel Marionettes, pero al llegar tarde lo vimos desde muy lejos. El espectáculo mereció mucho la pena.
Cuando terminó, Javier vino a buscar a su a hermano para llevárselo al Bliss, momento que aprovechamos para ir al Fat Cats en compañía de una amiga que encontramos en el barco y donde pasamos un rato super agradable. El ambiente de este local nos gustó mucho. Estaba tocando el grupo Slam Allen Blues Band intercalando improvisaciones por parte de otros artistas del barco que estaban allí como espectadores (artistas del circo, legends, etc…), dándole un ambiente pintoresco a la sala. Estuvimos un buen rato hablando con nuestra amiga, cuando nos dimos cuenta de que solo quedábamos nosotros en la sala, salimos de allí y continuamos hablando un rato más hasta que decidimos ir a buscar a los niños al Bliss. Viendo que no estaban allí nos marchamos al camarote encontrándolos ya dormidos. Era muy tarde y no habíamos parado en todo el día. Tocaba descanso para vivir nuestro último día en el Norwegian Epic. Continuará……
Fecha de publicación: 24 de junio de 2013