Petrolero “Torrey Canyon”

El Torrey Canyon fue el primero de los grandes superpetroleros, capaz de transportar una carga de 120.000 toneladas de petróleo, y que se hundió en el sur de la costa de Inglaterra en 1967, provocando un desastre ecológico.

Esta gran catástrofe de la historia de las mareas negras fue de tal envergadura que generó una gran preocupación en todo el mundo.

El barco fue construido en los Estados Unidos en 1959, con una capacidad original de 60.000 toneladas, pero aumentada a 120.000 toneladas más tarde en Japón y una eslora cercana a los 300 metros. En el momento del accidente era propiedad de Barracuda Tanker Corporation y el décimo tercer barco más grande del mundo.

Su último viaje partió de Mena Al-Ahmadi, Kuwait, el 19 de febrero de 1967 con una carga completa de petróleo.

El 18 de marzo de 1967 viajaba a 17 nudos cuando por culpa de un error de navegación golpeó contra los arrecifes de de Seven Stones al suroeste de Cornwall (Inglaterra), Como consecuencia del violento impacto rasgó y abrió seis de sus tanques, además de dejar otros muy maltrechos.

Este fue el primer gran vertido de crudo de la historia, por lo que no había ninguna planificación a seguir. Se acometieron varios intentos sin éxito de reflotar el barco, y un miembro del equipo de salvación falleció. Los intentos de utilizar productos químicos para contener el petróleo tuvieron también poco éxito, debido a su fragilidad en alta mar.

Las 120.000 toneladas de crudo ayudadas por los golpes de mar, generaron en unos pocos días una inmensa marea negra, que alcanzó las costas y playas de Cornwall, isla de Guernsey y litoral francés de la Bretaña.

Petrolero “Torrey Canyon”

En un esfuerzo por incendiar el petróleo del buque y reducir el crudo vertido, el barco fue bombardeado con napalm y otros explosivos. Durante tres días seguidos, ocho aviones dejaron caer 1.000 bombas, 44.000 litros de queroseno, 12.000 litros de napalm y 16 misiles. Una columna de humo negro y espeso que ocultaba el sol completamente, podía ser divisada desde cualquier punto como si se perdiera en el confín de la Tierra, en un espectáculo sobrecogedor.

Alrededor de 180 km de costas inglesas y 80 km de costas francesas fueron contaminadas, y murieron unas 15.000 aves marinas aproximadamente. Mayor aún fue el daño causado por el uso de detergentes para intentar controlar la mancha. Más de 10.000 toneladas de sustancias químicas fueron utilizadas sobre el petróleo para emulsionarlo y recogerlo.

Este desastre condujo a una profunda reestructuración de las normas internacionales de navegación, sobre todo en lo referente a la responsabilidad civil de las compañías y a la prevención de desastres ambientales del mismo tipo.

El nombre de Torrey Canyon permanecerá siempre en la historia de las mareas negras como un símbolo de devastación.

El Comité liberiano que juzgó al comandante del Torrey Canyon, Capitán Rugiati, lo consideró único responsable de lo ocurrido, recomendando la invalidación de su título. Finalmente, la recomendación no se llevó a efecto y el tiempo le ha consagrado finalmente como una víctima de las circunstancias, lo que debió servirle de escaso consuelo ya que este hecho acabó sus días como marino: Posteriormente regresó a su país y no volvió a mandar un buque.


Autor: Juan Carlos López

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