Mis impresiones del MS Beethoven

Todo el mundo tiene sueños que cumplir.  Claro que si…, pero cuando se tienen tantos contratiempos como me pasa a mi, te preguntas sí la vida te permitirá cumplir esos sueños y tienes prisa por conseguirlos… Conocer Capitales Imperiales era uno de mis mayores objetivos…

Las ciudades de Praga Viena y Budapest las tenía en el tintero desde hacía años y el recorrido de este crucero se ajustaba en parte, ya que embarcábamos en Viena haciendo escala en Melk, Durnstein, Bratislava, Kalocsa, Budapest y Esztergom, regresando nuevamente a Viena, por lo que Praga se quedaba fuera, así que tuvimos que recomponer el viaje de otra manera para incluirla en nuestra aventura…

Los que me conocéis sabéis que les tengo terror, pavor y horror a los aviones, así que muchos destinos los voy dejando atrás por ese motivo, pero tuve que decidirme y dar el salto escogiendo la naviera de CroisiEurope en su itinerario de las Perlas del Danubio para descubrir estas ciudades.

Para completar nuestra visita a Praga decidí que nos iríamos dos días antes, alquilando un precioso apartamento en la zona 1 de la ciudad y junto al Puente de Carlos.

Una vez que disfrutamos de esta cautivadora ciudad, tomamos un tren hacia Viena, cuyo trayecto tiene una duración de 4 horas y allí comenzó nuestra aventura fluvial, que os adelanto ha sido una magnífica experiencia tanto por el barco como por el itinerario.

El MS Beethoven navega por el Danubio y el Rin, con capacidad para 180 pasajeros. Es un barco de 4 anclas y 3 puentes con diferentes categorías, principal, intermedia y superior. Nosotros nos instalamos en la superior. Además está el puente del Sol, una gran terraza que ocupa toda la superficie del barco, equipada con tumbonas cuya comodidad quedó más que patente, sobre todo cuando disfrutas de una vista panorámica del paisaje mientras tomas una copa o si lo prefieres, puedes participar de una sesión de gimnasia suave a media tarde. El suelo esta cubierto de césped artificial, supongo que para acompañar en tonalidad las vistas que te acompañan a lo largo del trayecto.

El MS Beethoven tiene una eslora 110 metros, una manga de 11,40 metros y una capacidad de 90 camarotes. Su año de construcción el 2004, aunque fue renovado en 2010. La tripulación la componen 25 personas.

A pesar de no ser un barco muy lujoso, tiene todo lo necesario para que tengas una estupenda travesía y cumplir los objetivos de un crucero fluvial. Lo interesante en este tipo de cruceros es el itinerario que realizan.

Nada más llegar al puerto, me llamó la atención la cantidad de cruceros fluviales que estaban atracados en la zona y otra cosa muy llamativa fue, que los barcos estaban colocados en paralelo contando hasta incluso tres. A día de hoy no sé muy bien el motivo, pero mi conclusión ha sido, o que no caben, por la gran afluencia de barcos fluviales en la zona, o que es cuestión de ahorro de tasas…

Con muchísima ilusión y nerviosismo por conocer el que iba a ser nuestro hogar durante una semana, nos dirigimos a la entrada del barco.

Lo primero que ves es una pequeña recepción donde se hacen cargo de tu maleta y te la trasladan a tu camarote. Ese es el primer detalle agradable con el que te encuentras, además de recibir a los pasajeros con refrescantes bebidas.

La recepción, es el lugar para reunirse antes de las salidas, o para consultar dudas al personal. Otro complemento del barco y en su medida, es la pequeña tienda de regalos y souvenir de la que disponen junto a la misma.

La hora del embarque estaba dispuesta para las 18:00h y posteriormente presentación de la tripulación, cóctel de bienvenida y cena.

Cuando coincidimos todos los pasajeros en la presentación y mirando a nuestro alrededor nos dimos cuenta de que había mucho pasaje español joven, con una media de edad mucho más baja que en cruceros fluviales realizados anteriormente. Este detalle me hizo mucha ilusión ya que pensé que el crucero sería más divertido.

Con la curiosidad que me caracteriza y después de transcurridos unos días en el barco pregunté sobre la ocupación del mismo y la nacionalidad de los pasajeros, por lo que comprobé que efectivamente había numerosos españoles. Éramos 114 pasajeros en total, de los cuales 4 eran brasileños, 8 portugueses y el resto españoles, datos que me sorprendieron ya que normalmente no coincido con muchos españoles en estos itinerarios fluviales.

El Salón Bar donde nos encontrábamos, está situado en la parte delantera del barco, la proa, y por tanto con vistas panorámicas. Todos los eventos se realizan en esta zona, tanto el cóctel de presentación en el que nos encontrábamos en ese instante, como las noches de baile u otras animaciones.

En este salón te encontrarás con un cómodo mobiliario en tonos grisáceos y madera clara. La luminosidad de esta zona te impregna cuando entras. Teniendo en cuenta que dispone de grandes ventanales alrededor del mismo, es normal la iluminación que proporciona. Puedes sentarte en cómodos sillones con mesas bajas o en sillas con mesas altas para poder disfrutar de las diferentes actividades de ocio a lo largo del día. Todos los pasajeros tendrán cabida sin tener que quedarse de pié ninguno.

Cuando llega la noche, a pesar de no lucir el sol, el salón sigue igualmente iluminado por la intensa luz que se torna más suave dependiendo de la música que toquen y de los bailes que correspondan. Debido a los numerosos españoles que estábamos y a sus ganas de disfrutar, tuvimos muy buen ambiente a lo largo de todo el crucero. La pista es amplia y en ella caben perfectamente los pasajeros para bailar.

En este salón está el bar donde puedes pedir cualquier bebida que se te antoje acompañada de unos snacks, todo esta incluido en el precio, menos las bebidas que sean especiales que encuentras en una carta adicional de pago.

La camarera que atiende este bar es encantadora, con una sonrisa constante y muy desenvuelta en su especialidad. Si prefieres más comodidad puedes esperar en tu mesa a ser atendida por el resto de camareras.

Desde el salón, tienes una salida exterior que da a una pequeña terraza con sillas y mesas para poder disfrutar de la navegación o de los paisajes de la propia escala, o como en este caso concreto el paso por las diferentes esclusas del río, que fue algo que me impactó muchísimo, toda una experiencia!!!.

Una vez en el camarote nos asomamos al gran ventanal de que dispone y del que después en cada escala te hará formar parte de las impresionantes vistas, como fue el caso del Parlamento en Budapest de noche, sensaciones y vivencias inexplicables que te acompañaran el resto de tu vida.

El camarote en sí es bastante amplio, nuestra cama la formaban dos camas individuales juntas y estaba vestida con unas impolutas colchas blancas, adornada con un almohadón y un cubre cama en tono cobre, cortinas salpicadas de flores en tonos suaves, que dan un toque de color a lo que es un camarote sobrio, ya que sus muebles son sencillos,

A los pies de la cama vemos un estrecho mueble bajo con 4 puertas, donde meter zapatos, bolsos o cualquier cosa que no necesite mucha profundidad, terminando con una zona sin puertas, para poder introducir una cómoda silla, frente al espejo, que yo utilizaba para maquillarme. En este mismo espacio hay un cajón con el secador. Justo a continuación se encuentra un ropero de dos puertas, una con perchas y otra con baldas y la caja fuerte. Frente al mismo, al lado del baño, otro ropero pero en esta ocasión de una sola puerta. A nosotros nos vino todo perfecto para el equipaje que llevábamos. ¡¡¡¡¡¡En cuantos cruceros marítimos nos hubiera gustado disponer de este espacio…!!!!!!

El baño tiene el tamaño normal que suelen tener en todos lo barcos, lavabo con repisa bajo el mismo, mueble con dos puertas de espejo y gel de manos situado justo al lado derecho, la ducha con cortinilla. Particularmente yo prefiero mampara, lo veo más cómodo e higiénico y además no se sale todo el agua de la ducha, para no dar tanto trabajo al personal de limpieza. La ducha contiene botecitos de gel y champú…

Y como no, televisión de pantalla plana donde poder ver la programación de excursiones y el adelanto de el almuerzo y la cena, hilo musical, wifi y enchufes de 220V.

Una vez duchados y arreglados debíamos dirigirnos al restaurante situado en el puente principal, Nos volvemos a encontrar con otra acogedora estancia que continúa teniendo los mismos tonos sobrios que el resto del barco en su decoración. Esta zona es muy amplia ya que tiene capacidad para la totalidad del pasaje. Las mesas están colocadas de forma adecuada para que el espacio entre las mismas sea cómodo para comensales y servicio. Allí se sirven todas las comidas durante el crucero.

La mesa asignada estaba junto a una de sus grandes ventanas panorámicas, lo que nos proporcionó unas magníficas vistas, sin perdernos ningún detalle del paisaje mientras comíamos.

Por la mañana se ofrece un desayuno buffet con una amplia variedad de opciones para elegir, bollería riquísima, panes de diferentes tipos, yogures cremoso que me encantaban, cereales, frutas, frutas en almíbar, macedonias, dátiles, higos, orejones, chacina de todo tipo, quesos parmesanos, cremosos, especiados, huevos crudos para cocer al gusto, zumos, máquina de café y leches a diferentes temperaturas. ¡¡¡¡Vamos!!!!!, que no echas nada en falta para comenzar el día.

Los turnos de las comidas se adaptan a las diferentes escalas del crucero, en función de las excursiones que el barco realice. Las comidas se sirven en un único turno, en nuestro caso hubo alguna excepción debido a los horarios de algunas excursiones.

Quien haya estado en un crucero de CroisiEurope, sabe que la gastronomía de esta naviera  es su fuerte, comida francesa con platos sabrosos, elaborados y bien presentados, que normalmente se adaptan a la  gastronomía propia del recorrido que esté realizando.

El menú dispone una carta única que te cambiarán si tienes una necesidad alimentaria especial, o algo del menú no te guste, haciéndolo más personalizado. Como la bebida está incluida, puedes pedir las que desees durante las comidas.

Entre el desayuno, el almuerzo y la cena, el barco no dispone de ningún tentempié pero tampoco daría tiempo ya que las excursiones ocupan el tiempo en el que el barco se encuentra atracado…..

Para tener unos momentos de tranquilidad tomando alguna bebida y en una estancia mas reducida puedes elegir el Piano Bar que se encuentra en el otro extremo del barco, la popa, con su terraza correspondiente del mismo modo que la que tienen en el salón bar. Está decorado con el mismo gusto que el resto de las estancias y como su nombre indica lo acompaña un piano. En este crucero no hubo actividad ninguna en este lugar, ya que toda se concentró en el salón principal…

En cuanto a la indumentaria en este barco es casual durante el día y la noche. Sólo fue más elegante, claro está, en la noche de gala.

En tema excursiones, como saben todos aquellas personas que me leen, nosotros siempre optamos por hacerlas por nuestra cuenta, pero en esta ocasión considerando que había días en los que se visitaban dos ciudades y además íbamos acompañados por nuestro hijo David, vimos mas conveniente realizar las programadas por la naviera. Nos llevamos una grata sorpresa al ver que si no hubiera sido de esa manera, nos hubiera sido imposible aprovechar tan bien el tiempo y conocer tantos rincones y detalles importantes de nuestras escalas, por lo que las recomiendo sin duda…

La tripulación fue muy servicial y amable en todo momento. La nacionalidad prioritaria era la húngara, pero Hugo, el animador del crucero que es portugués, fue el que nos comunicaba en nuestro idioma todos los detalles y eventos que se realizaban en el barco.

Sobre las propinas tengo que decir que no están incluidas en el crucero. El último día dejan un sobre en el camarote, para que de forma libre metas en él lo que veas conveniente, según la atención y el servicio prestado y luego lo deposites en una urna que tienen en la recepción. Evidentemente el servicio es impecable por lo que como es lógico dejamos nuestra propina correspondiente.

Mis impresiones finales sobre el MS Beethoven son que es un barco muy apropiado para visitar ciudades del interior a las que se no puede acceder como no sea por carretera. Dentro de lo que es un crucero fluvial cumple y cubre de sobra todas las expectativas de servicio y calidad. Es un barco sencillo y acogedor, con un servicio impecable.

Indudablemente es la forma de viajar perfecta para conocer los rincones más inaccesibles con toda comodidad, sin cargar las maletas, un perfecto hotel flotante con el máximo de comodidad y confort, cubriendo todas las necesidades del pasajero.

En cada embarque que realizo me vuelvo más adicta a esta forma de viajar… me está gustando más que la de cruzar los grandes mares, por el conjunto de detalles que no encuentro en las navieras marítimas…

¡¡¡¡¡¡¡Ya estoy pensando en mi siguiente fluvial!!!!!!

Tripulación:

Navegación:

  • Comandante: Michael
  • Capitanes: David y Maxime
  • Mecánico: Iván
  • Timonero: Gyula
  • Marineros: Román, András y Tamas

Sobrecargo:

  • Agnés

Animación:

  • Animadores: Hugo, Norka y Tatiana
  • Músicos: Moni y Arpad

Hostelería – Restauración:

  • “Maitre d’hôtel” Jefe de los camareros: Tibor
  • Camareros/camareras: David, Gabor, Flora, Anett, Zsofia y Gabriela
  • Azafatas: Marina, Lilla, Alexandra, Mariann, Krisztina y María
  • Lavandera: Tunde
  • Barmaid: María y Bettina

Cocina:

  • Chef: Bence
  • Segundo de cocina: Bela y Robert
  • Lavaplatos: Mario

Otros datos de interés:

Distancias recorridas:

  • Viena-Melk: 107 kms
  • Melk-Bratislava: 168 kms
  • Bratislava-Kalocsa: 349 kms
  • Kalocsa-Budapest: 131 kms
  • Budapest-Esztergom: 72 kms
  • Esztergom-Viena: 206 kms
  • Total recorrido durante todo el crucero: 1.033 kms

Esclusas:

  • Greiffenstein: 230x24x15 vertical
  • Altenworth: 230x24x14 vertical
  • Freudenau: 275x24x12 vertical
  • Gabcikovo: 300x34x20 vertical
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MÁS INFORMACIÓN DEL BARCO:

Fecha de publicación 6 de diciembre de 2018.


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