Fragata “Preussen”

Cuando el armador hamburgués Ferdinand Laeisz fundó la famosa compañía de navegación Flying P, la época de los grandes veleros ya estaba llegando a su término, debido a la introducción del vapor. Sin embargo, algunos seguían creyendo no sólo que podía sacarse provecho de los veleros, sino que podían construirse otros nuevos para fines comerciales. Requisito fundamental era que fuesen muy grandes, bastante veloces y fácilmente rnaniobrables por una
tripulación poco numerosa. Los buques de la Flying P cumplían tales características, y el Preussen, única fragata de cinco palos que se ha construido, fue reconocida como el velero más rápido de todos los tiempos en largas distancias. En una singladura (de un mediodía al siguiente) por el Pacífico meridional, recorrió en cierta ocasión 685 km a una velocidad media de 15,42 nudos, transportando 8.128 t de carga. Es cierto que los tiempos de cobertura del Preussen entre el Canal de la Mancha y la costa occidental de Sudamérica constituyeron otros tantos récords en ambos sentidos: en 1904 navegó del puerto chileno de Iquique a Lizard Point, en el extremo sudoccidental de Cornualles, en 61 días. Al año siguiente efectuó el viaje de retorno en sólo 57 días. El poco conocido puerto de Iquique puede parecer un extraño destino para el mayor velero del mundo, pero la isla costera y algunas zonas áridas de Chile proporcionaban una parte considerable de la producción de nitratos (empleados como fertilizantes) y mantuvieron en servicio a la última generación de veleros, el Preussen incluido, durante largo tiempo después de que los vapores se hicieran con gran parte del tráfico comercial en todo el mundo.

 

El Preussen, botado en 1902 en los astilleros de Hamburgo, desplazaba 5.162 t, tenía 134,5 m de eslora total, 124 rn de eslora en la flotación y 16,5 m de manga. Por tanto, su relación eslora-manga superaba el valor de 7,5, y esto, junto a su gran velamen (5.000 m2 de trapo) justificaba su alta velocidad.

El manejo de tanta superficie con una tan reducida tripulación hubiese sido irrealizable sin una fuerza motriz auxiliar, proporcionada por dos máquinas de vapor montadas en cubierta, que servían para accionar los aparejos, los cabestrantes y las bombas. El trabajo diario de bracear las vergas para disponer las velas en el ángulo preciso cuando el buque viraba de bordo o alteraba su rumbo, debía ser mecanizado, no sólo por el peso, sino básicamente por la cantidad de palos que debían maniobrarse al mismo tiempo.

Por ironías de la suerte, la gran velocidad del Preussen significó su desgracia. Un día, en octubre de 1910, el buque fue abordado por el vapor inglés Brighton, que cubría la ruta de Newhaven a Dieppe, en el Canal de la Mancha. Infravalorando la velocidad del velero, el vapor estimó erróneamente que podía cruzarle la proa sin peligro alguno. El Preussen, espoloneado y casi partido por la mitad, encalló en aguas de Dover, en la costa de Kent, y resultó destruido.

 


Autor: Juan Carlos López

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