Buque Real Vasa

En 1628 quedó listo para su primer viaje el orgullo de la gran potencia sueca en ciernes – el Buque Real Vasa. Con sus 64 cañones emplazados en dos cubiertas, era entonces el buque de guerra más potente del mundo.

El El domingo 10 de agosto de 1628 llegó el momento. Los estocolmenses y diplomáticos extranjeros se congregaron en las playas de Estocolmo para contemplar el primer viaje del buque. El Vasa izó las velas, disparó la salva de saludo y, lentamente, se hizo a la mar.

Ya a los pocos minutos de travesía, el buque escoró de forma muy inquietante a pesar de la debilidad del viento. Después, el Vasa se enderezó un poco, volviendo luego a escorar. El agua irrumpió por las troneras abiertas de los cañones, y el buque se hundió “con velas desplegadas, banderas y todo”, como contó un testigo ocular.

A bordo del Vasa había unas 150 personas. Aparte de la tripulación, iban también las familias de los oficiales. En la catástrofe perecieron entre 30 y 50 personas. Después se realizaron interrogatorios en el palacio de Estocolmo, si bien nadie llegó a ser condenado como culpable del naufragio del Vasa.

 

En el siglo XVII no había métodos para calcular científicamente la navegabilidad de los barcos. Los constructores navales disponían de ciertas proporciones que sabían que funcionaban, y los que construyeron el Vasa eran hombres experimentados. Sin embargo, el Vasa era mayor y estaba mucho más armado que ningún otro buque. Las proporciones comúnmente aceptadas no funcionaron en él. Por tanto, el hundimiento del buque no se debió al fallo de ninguna autoridad ni de ningún constructor naval. El buque fue un experimento militar que no funcionó debido a los defectuosos conocimientos teóricos existentes en el siglo XVII.

En 1956, el investigador en barcos naufragados, Anders Franzén, encontró el buque real Vasa en el fondo de la zona de las corrientes, en pleno centro de Estocolmo. En los años siguientes, con ayuda de la Marina sueca y de la empresa de salvamentos Neptun, Franzén consiguió poner en marcha los trabajos de levantar el buque.

El 24 de abril de 1961, el Vasa volvíó a emerger por encima de la superficie del agua 333 años después de la catástrofe. Durante todo el verano de 1961, el Vasa fue desenterrado por los arqueólogos, resucitando así una parte intacta del siglo XVII. Al mismo tiempo se inició la labor de conservación del gran buque. En 1962 se abrió al público el astillero temporal del Wasa, donde quedó expuesto el buque mientras era rociado con productos de conservación. Esas operaciones duraron 17 años. En 1990 abrió sus puertas el nuevo museo del Vasa.


Autor: Juan Carlos López

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